Historia y Arte
Este templo a través de la historia ha pasado por distintas fases. De esta forma, la evangelización y la primera iglesia de Goián debemos suponerlas en el alto medievo, en torno al año 800. Su cristianización tuvo lugar casi seguro desde la inmediata Santa María de Ortoá. Dos son las razones que fundamentan nuestra afirmación. En primer lugar que el mismo titular de la iglesia sea San Miguel, cuyo culto es muy antiguo, constatándose ya en el siglo V. Así, su festividad en el día 29 de septiembre aparece en Sacramentarios de finales del siglo VI, o del principio del siglo VII. Por ello, podemos tener como muy probable su extensión por estas tierras lucenses allá por el siglo VII. La segunda razón la constituye un testimonio que tenemos aquí en nuestro templo: una pila bautismal con claro estilo visigótico, la cual supone una auténtica joya de la iglesia. Su actual soporte es muy posterior al cuenco-fuente.
En su origen, sin ese soporte, se asentaba directamente en el pavimento. Así se facilitaba el doble rito bautismal de inmersión e infusión, sobre todo cuando eran mayores los que se bautizaban. La decoración de una especie de hojas alrededor de la copa de tipo filiforme, está confirmando con claridad su estilo visigótico. Esta pila bautismal nos lleva a la conclusión de que en aquellos tiempos se empezó ya a bautizar en Goián.
Una segunda etapa cristiana la certifica una segunda iglesia de estilo románico. Testimonios fehacientes de esta época son dos semicolumnas, con sus basas y capiteles. Nos hablan éstas de un románico muy avanzado, quizá ya protogótico. Se debería datar alrededor del año 1200. La presencia de estos dos elementos románicos no solo nos señalan el tiempo aproximado en que se construyó esta iglesia, sino también el lugar en el que estuvo ubicada. Dichas semicolumnas constituirían los soportes del arco triunfal. Se alzan estas dos semicolumnas sobre basas de tipología románica con garras sobre unos plintos adornados con pequeños arquitos. Ambos capiteles llevan decoración vegetal. El derecho se adorna con hojas, cuyas puntas vueltas cobijan la típica bola. Al izquierdo lo decoran unos estilizados tallos con hojitas a los lados y rematados con una roseta.
La tercera fase correspondería a la época neoclásica, momento en el que una tercera iglesia sustituyó en el mismo sitio a la románico. Dicha sustitución se explicaría, además
del posible deterioro del anterior templo, por el crecimiento religioso de lo que se acabaría por convertir en el “Santuario del Santo Cristo de Goián”. Por ello, se creó un pequeño espacio en el muro sur de la nave de esta nueva iglesia, al que se llamó desde siempre “Capilla del Santo Cristo”. Se cubre esta nave con una bóveda de cañón sustentada por arcos fajones. La bóveda está hecha, sin duda con rasilla cerámica y cemento.
En el año 1867 se contrata el retablo del templo de San Miguel de Goián a Jerónimo López de San Pedro de Cerceda. La pintura de este retablo se le contrata en 1868 a don Mateo Fernández de San Pedro de Rivasaltas.